Blog del ciudadano Javier Sánchez

"Lo mejor del mundo es la cantidad de mundos que contiene", E. Galeano

El momento de la diversidad ciudadana

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Cuando ya llevamos un año de un gobierno de derecha que gana rápidamente terreno en la desaprobación pública, que se hace especialmente visible en las redes, es necesario reconocer que la oposición dividida aún entre lo que queda de la Concertación y todo el resto del espectro hacia la izquierda y el aparentemente creciente espectro autodefinido como liberal, tampoco ha estado a la altura.

Como ya es tradición los partidos han invertido parte importante de este tiempo en tratar de reorganizarse internamente, viviendo procesos electorales de renovación de directivas y de asumir -en el caso de la Concertación- el shock que significó la salida del gobierno. Sin embargo, quizás ablandados por el terremoto, el rescate de los mineros y la falta de ideas, la oposición concertacionista en especial, ha tendido más al acuerdo que al debate y a la evidenciación de las diferencias con la pomposamente autodefinida “nueva forma de gobernar”.

Por eso no llama la atención que ante esa inercia política sin propuestas y con más colaboracionismo que oposición, los ciudadanos expresen en la vida cotidiana y a través de las redes en internet su molestia con la clase política, especialmente con una oposición incapaz de articular y convocar, entre otras razones, porque se ha empecinado en mantener el mismo esquema político que llevó a la derecha a La Moneda.

Es llamativa la aparente ingenuidad de quienes siguen sosteniendo como “el” camino un eventual retorno de Bachelet antes del 2013 para convertirse en la “única” carta presidencial que pueda derrotar a la derecha en los próximos comicios. Quienes ven esta única “salida” parecen haber olvidado con rapidez lo que pasó con Frei, pese a que es indudable que la derecha no pesa el 51% que obtuvo Piñera.

El problema sigue siendo, que la mayoría de los partidos continúa viendo la política sólo reducida a campañas, encuestas y elecciones, olvidando que una de las claves de la derrota de Frei fue la falta de propuestas creíbles de parte de la Concertación, tras 20 años de administración del modelo, que como suele decirse, señalizaba a la izquierda, pero siempre terminaba doblando a la derecha.

A ello, por cierto, hay que agregar la distancia creciente de los partidos con la gente común, sus intereses y problemas que se sigue manteniendo y profundizando.

Los partidos, en general, han hecho una lectura errónea, y han asumido que para parecer una “oposición constructiva”, al más puro estilo de Boeninger y Viera-Gallo, había que llegar a acuerdos y protocolos con la derecha, tanto o más que cuando gobernaba la Concertación. Ahí están los triunfos finalmente anotados para el actual gobierno en materia de royalty, educación y presupuesto, sólo por citar algunos casos.

Y peor aún, los partidos mantienen intacta su visión de claustro, que había involucionado desde fines de los 80 hasta ahora, y que se traduce en creer que la mejor forma de sobrevivir es rigidizar aún más sus ya añejas estructuras y disciplinas partidarias, al parecer sin percibir que lo que la gente demanda es amplitud, unidad, y sobre todo pluralidad y diversidad para ejercer una oposición verdadera y para reintentar nuevos caminos, no para repetir lo que se rechazó en las elecciones presidenciales pasadas.

Los más “visionarios” asumen esta diversidad como la posibilidad de llegar a acuerdos electorales entre distintos partidos, bloques o sectores para enfrentar las próximas elecciones municipales y las siguientes presidenciales, con la extraña idea de que un “éxito” en esta materia se traducirá en la vuelta de la Concertación, tal cual lo conocimos y la conocemos, a La Moneda.

Claramente la gente está lejos de compartir esa visión tan autoreferente.

Lo que se requiere es romper con este empecinamiento en hacer exactamente lo contrario de lo que los ciudadanos perciben como necesario, manteniendo intacta la mirada paternalista y despectiva hacia la sabiduría y voluntad popular. Al parecer, la influencia de operadores electorales y tecnócratas, además de los intereses que muchos opositores tienen hace rato en el modelo económico que se critica de la boca hacia fuera, sigue gozando de buena salud.

El 2011 debiera ser un año clave para tratar de torcer esta suerte de destino inevitable que se busca imponer y hacer creer a la sociedad chilena. Aún es posible y absolutamente necesario hacer los cambios que permitan que Chile avance hacia condiciones políticas e institucionales efectivamente democráticas y hacia condiciones económicas y sociales verdaderamente más justas y no sólo un poco más “humanizadas” con algunas generosas concesiones redistributivas y transferencias asistencialistas.

La historia de Chile, la real, no la que se enseña en los libros oficiales, se ha construido sobre la base de la diversidad que somos: diversidad regional, cultural, religiosa, étnica, social y territorial que permite asumir que no es lo mismo vivir en Arica que en Magallanes o en Talca, pero que pese a eso, podemos construir juntos el país que todos necesitamos.

Requerimos que esa lógica de respeto a la diversidad y la diferencia se instale en la política opositora. Porque la mayoría de los chilenos es y se siente parte de esa diversidad, distinta de la homogeneidad religiosa, económica y educacional que algunos fuerzan en sus ghettos físicos, mentales e ideológicos.

El punto hoy no es si estamos un poco más al centro o más a la izquierda, porque no siquiera tenemos un programa de futuro que discutir hoy. No importa si estamos más o menos de acuerdo con el aborto o el matrimonio entre parejas del mismo sexo: para hacer una verdadera y fructífera oposición a la derecha y la consolidación de su modelo, tras las dos décadas de legitimación concertacionista, no requerimos de debates “valóricos” como les gusta a algunos decir.

Lo que necesitamos para no tener gobiernos de derecha por un largo rato, es unidad de acción y, sobre todo, escuchar mucho a la gente, porque el tiempo de los partidos está quedando atrás. Hoy es tiempo de construir juntos desde nuestras diferencias, es el momento de la diversidad ciudadana.

 

Written by ciudadanojaviersanchez

marzo 6, 2011 a 17:20

Una respuesta

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  1. Lo que es yo, estoy harta de seguir viendo a gente de la concertación lloriqueando por la pérdida de la elección cuando ya ha pasado más de un año. Eso que dices con tanta claridad, y que es ULTRA EVIDENTE, sigue estando lejos de la percepción de quienes aún circulan con los lagrimones en los ojos y los mocos colgando por la pérdida del poder.

    Ingrid

    marzo 7, 2011 at 12:01


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