Blog del ciudadano Javier Sánchez

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Más Educación Física menos Simce

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Así como hay gente que cree que los problemas se resuelven con leyes, hay otros que creen que se resuelven con ministerios. Por eso, los últimos días se instaló una polémica a raíz del empeño del gobierno por aprobar a la fuerza un deficiente proyecto que crea el Ministerio del Deporte, que de todas formas se aprobará.

Para presionar este objetivo que necesitan esté incluido en la propaganda de Matthei, para decir que este gobierno sí materializó esta cartera que el anterior enunció pero que no concretó, el Ejecutivo llenó las tribunas del Congreso con deportistas de alto rendimiento, usando como “escudo humano” al tenista Fernando González.

Todo lo anterior muestra dos cosas: una que al gobierno a estas alturas de su despedida ya no le interesa si el proyecto es bueno o malo, sino que se apruebe; y dos, que lamentablemente muchos de los deportistas que de buena fe “le prestaron ropa” al gobierno nunca leyeron el texto de la propuesta que, al igual que otras similares, dejaba en la indefensión a los actuales trabajadores del Instituto Nacional de Deportes.

Este acotado debate sobre esta materia muestra lo perdido que andamos para variar. Porque a juzgar por lo que se ve y se dice la importancia de tener este ministerio es que ello ayudaría a que existan más deportistas de alto rendimiento. Nada más lejos de la realidad. Lo que el país necesita es justamente una mirada sobre la actividad física que vaya en la dirección contraria al de la fórmula deportista destacado = deportista profesional = millonario = farándula, particularmente asociado a futbolistas y tenistas.

Poco se escucha hablar de la clásica triada educación física, deporte y recreación que está en la base de la pedagogía del movimiento que proféticamente promovían anónimos héroes como el Dr. Luis Bisquertt quien promovía la “educación física para todos” o una “educación física social”, donde el sistema educativo y estatal en general apostaran por la actividad física como factor de salud y de perfeccionamiento de cada persona de acuerdo a sus capacidades.

Lamentablemente siempre se ha optado por lo que el propio Bisquertt denominaba la “sociedad de las nalgas”, donde la gran mayoría es solo espectadora de los que unos pocos “buenos para el deporte” hacen. Ahí están los medios de comunicación para glorificar las figuras del deporte nacional que en muchos casos han llegado a la cima gracias al esfuerzo o apoyo económico familiar más que a cualquier otra cosa.

Como si fuera poco el actual gobierno creó el Simce de Educación Física que bajo su lógica estandarizadora compara -como si se pudiera- a los escolares, sin considerar que muchos de ellos solo se alimentan con el almuerzo Junaeb y que hasta hoy, los profesores de educación física solo hacen clases en enseñanza media, quedando los más pequeños condenados a que les tiren una pelota o los pongan a girar alrededor del colegio.

La obesidad no bajará con más horas de clases, estadios o medallas, sino con una educación física de verdad para todos.

Written by ciudadanojaviersanchez

agosto 16, 2013 at 16:16

¿Ministerio de Recursos Naturales?

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Aunque todavía no se conoce el anunciado proyecto que busca crear un Ministerio de Agricultura, Alimentos, Pesca y Recursos Forestales, el ministro Luis Mayol, ha enfatizado que se trata de una “enorme oportunidad que nuestro país tiene hoy en día para convertirse en un importante proveedor mundial de alimentos seguros e inocuos«[1].

Es llamativo que esta propuesta se dejara para el final de la actual administración, quizá esperando la aprobación de la Ley de Pesca o la extensión del DL 701, considerando que el gobierno anterior había elaborado un anteproyecto proponiendo crear el Ministerio de Agricultura, Pesca y los Alimentos y que el 2009 se había publicado un libro[2], que permitía apreciar una atención concentrada en el “sistema alimentario”.

En este último texto se habla de alimentos y no de alimentación, centrando la discusión en una producción “más competitiva” que permita a Chile ser una “potencia agroalimentaria”. Uno hubiera esperado mayor preocupación por la alimentación pero, claro, el mercado y el comercio no se detienen a reflexionar sobre las posibilidades de acceso a ese consumo vital.

El citado texto incluye un capítulo[3] de institucionalidad comparada, en que se recogen casos como el de Irlanda, donde el Departamento de Agricultura, Pesca y Alimentos tiene entre sus objetivos “entregar alimentos de calidad, seguros y nutritivos, a consumidores bien informados, y producidos de manera sostenible, entendiendo éste como el camino óptimo para el futuro del sector alimenticio irlandés”.

El mismo texto cita luego el “Strategic Plan 2005-2010” del Departamento de Agricultura de EEUU, que define sus metas y objetivos: aumentar las oportunidades económicas de los productores agrícolas; mejorar la competitividad y sustentabilidad de la economía rural; apoyar las oportunidades económicas y mejorar la calidad de vida en los sectores rurales; aumentar la protección y la seguridad agroalimentaria; mejorar la nutrición y seguridad del país; y potenciar y proteger los recursos naturales y el medioambiente.

Otro ejemplo es Nueva Zelandia donde existe el Ministerio de Agricultura y Silvicultura, cuya misión es “ampliar las ventajas naturales” de ese país. Según esa cartera, eso se logra “a través del fortalecimiento del desempeño sectorial, el desarrollo de un comercio más libre y seguro, el resguardo de la salud neozelandesa y la protección de los recursos naturales para el beneficio de las generaciones futuras”.

De estos ejemplos, es rescatable la relevancia que se le asigna a la protección de los recursos naturales siempre en una perspectiva de sustentabilidad, es decir, de no dejar sin posibilidad de acceso a ellos a las futuras generaciones; la necesaria “construcción” de conocimiento; la importancia del consumo interno (y no solo la exportación) de los alimentos producidos y la consiguiente mejora nutricional; la protección de la biodiversidad y el medioambiente; y la información y protección de los consumidores.

Tal como lo indica ese estudio, el manejo y protección de recursos naturales renovables y no renovables es uno de los ámbitos “que tiene un mayor nivel de prioridad dentro de los casos estudiados”.

Es claro el enfoque agrocéntrico sobre la posibilidad de crear este nuevo ministerio. Por eso preocupa el desarrollo de otros sectores, como el de la pesca artesanal. Al parecer para el actual gobierno todo quedó zanjado con la “Ley Longueira”, los comités científicos por formarse y el Instituto de Desarrollo de la Pesca Artesanal, en trámite legislativo. ¿Cómo se inserta esta actividad económica, social y cultural en el eventual nuevo ministerio? ¿Solo como un alimento más que busca mercado para ser exportado, indiferente a que el consumo de productos del mar per capita no haya variado en 40 años?. En la discusión de la ley reflotó la idea de crear un Ministerio de Pesca o reciclar la propuesta del Presidente Allende de tener un Ministerio del Mar. Muchos temen, con razón, que pesca sería el pariente más pobre de esta cartera.

Pero al parecer no será el único, porque de lo poco que se conoce de la propuesta gubernamental, la protección de los recursos naturales brillará por su ausencia. Un ejemplo es el tema hídrico: ¿Si agricultura y la actividad forestal son dos de las mayores actividades consumidoras de agua, por qué no forma parte de esta propuesta?  ¿No sería coherente incluir en esta nueva cartera a la Dirección General de Aguas, sacándola de un MOP casi exclusivamente preocupado de las obras de infraestructura y conectividad? ¿No sería mejor ampliar la mirada economicista que busca imponerse y conformar una cartera que se haga cargo de una mirada sustentable de nuestras riquezas creando, por ejemplo, un Ministerio de Recursos Naturales?

Este es un debate que nos enfrenta al tipo de país que queremos legarle a nuestros hijos, optando por el camino inmediatista del extractivismo comercial, que incluye el cultivo secreto y la contaminación que producen las semillas transgénicas o el uso abusivo de pesticidas en los cultivos o de antibióticos en la salmonicultura; o por dar un giro que nos permita ejercer una soberanía alimentaria, para desde allí constituirnos en una potencia, pero una que protege su biodiversidad, que sea sustentable y que, sobre todo, asegura el acceso a una alimentación sana para sus habitantes.


[1] http://economia.terra.com.co/noticias/noticia.aspx?idNoticia=201307111736_UPI_82345024

[2] Ministerio de Agricultura, Pesca y los Alimentos: Marco Conceptual y Propuestas. El Caso de Chile / IICA, Ministerio de Agricultura – Santiago: IICA, 2009. En http://www.iica.int/Esp/regiones/sur/chile/Documents/Libro_web.pdf

[3] Ministerios de Agricultura y Alimentación: La experiencia internacional, Alvear, N., Leporati, M. En IICA, Ministerio de Agricultura – Santiago: IICA, 2009.

Written by ciudadanojaviersanchez

agosto 16, 2013 at 16:12