Blog del ciudadano Javier Sánchez

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XXX Congreso del PS: Imaginar un nuevo futuro

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 XXX Congreso del PS: Imaginar un nuevo futuro

El problema del neoliberalismo hoy es que actúa como un factor de erradicación de los clivajes teóricos y políticos. En lugar de desencadenar una multiplicidad de interpretaciones contradictorias, genera sentimientos análogos en personas de las que habría cabido esperar la adopción de posiciones alejadas y hasta opuestas. Se observa actualmente en esta cuestión una especie de encogimiento del espacio de lo pensable y lo decible, un empobrecimiento de las opciones posibles y disponibles y, para decirlo en una palabra, una crisis general de la capacidad de imaginación”.

Geoffroy de Lagasnerie

La última lección de Michel Foucalt. Sobre el neoliberalismo, la teoría y la política”.

Fondo de Cultura Económica, 2015

El fin de un ciclo

Llevamos 16 años del siglo xxi, pero a veces queda la sensación de que aun seguimos debatiendo, a nivel país y a nivel partidario, con la inercia del siglo pasado, especialmente aquella generada con el inicio de una interminable transición a la democracia, hace más de un cuarto de siglo.

La despolitización impuesta desde el primer día de la dictadura y que la recuperación democrática mantuvo en aras de los acuerdos y consensos que ofrecieran una indefinida “gobernabilidad” al país, y que al interior del partido se expresó en una desarticulación orgánica y la ausencia de un proyecto nacional, más allá de los programas de gobiernos y los militantes en el Ejecutivo, es sin duda un factor relevante para el análisis de lo que ha sucedido en el pasado, pero también para pensar y decir lo que queremos para el Chile del futuro.

Al respecto, el siempre certero Antonio Cortés Terzi ya nos anunciaba, en 2001, que “es indiscutible que la política chilena es merecedora de críticas, pero, las que más urgen e importan son, precisamente, las que se soslayan. La primera de todas es que se ha prestado para reproducir, en complicidad con las masas, con la gente, un circuito trivializador de la vida colectiva. Los políticos han abandonado la función de ser dirigentes de la sociedad, promotores de una educación y de un sentido cívico superior. Se han rendido a -y usufructúan de- la precarización cultural y social.”[1]

Pero, como en todo proceso social y político, era evidente que esta inercia, cómoda para algunos, no iba a durar para siempre. Porque el asumido “consenso” en torno al modelo económico heredado y “humanizado” con dosis de equidad y de programas sociales tarde o temprano iba a exhibir sus debilidades y carencias. Las fisuras empezaron a hacerse visibles en algunos de los ejes más esperables: educación, salud, vivienda, jubilaciones, derechos laborales, etc.

La explosión social del 2011, canalizada y conducida por los estudiantes en torno a la demanda de “educación gratuita y de calidad”, acentuada por el primer gobierno de derecha en 50 años, fue un catalizador que posibilitó la erupción de las demandas y sueños por tanto tiempo contenidos.

La Concertación de entonces, mutó en Nueva Mayoría, sumando en la interna a aquellos que habían ayudado a definir las segundas vueltas desde la elección de Lagos, sin hacer un diagnóstico profundo acerca de las causas de la derrota de 2009. Pese a ello, el programa ofrecido a la ciudadanía en 2013 recogió algunas de esas sentidas demandas: nueva constitución, educación gratuita, más y mejor infraestructura y atención hospitalaria, reformas laborales y una reforma tributaria para sostener estos nuevos derechos sociales que se buscaba garantizar.

Pero nadie dijo que iba a ser fácil. Y aunque se emprendieron muchas de estas reformas, la credibilidad del gobierno, de la Nueva Mayoría, de la clase política y de muchas de las instituciones tradicionales del Estado y la sociedad se vio afectada por el peor de los virus: el de la corrupción. Así a la despolitización, le agregamos una profunda desconfianza. Ya no bastó el carisma de Bachelet, ni las máquinas partidarias. Ni siquiera ha servido que muchos de los dirigentes sociales y sindicales militen en la Nueva Mayoría: ellos hoy están más preocupados, legítimamente, de responder a sus bases, que de seguir sirviendo de muro de contención de una ciudadanía que, no siempre organizada, levanta muchas veces espontáneamente sus demandas.

En lo inmediato, las mejoras de condiciones laborales, los conflictos asociados a la contaminación o afectación del medio ambiente, la implementación de medidas o políticas inconsultas, la autorización a proyectos rechazados o cuestionados por las comunidades o la exigencia de bonos o asignaciones que permitan parchar los cada vez más evidentes forados de un sistema previsional con pensiones de hambre, son algunos de los temas que copan la agenda pública.

Bonos y beneficios ya no parecen ser suficientes. Cada año los presupuestos fiscales suman más dígitos, pero parecen nunca solucionar los problemas que buscan solucionar. Al parecer ya no se trata simplemente de poner más plata. La gente quiere participar, opinar, ser consultada y oída. Ya no quiere paternalismos. Porque aunque sigue renegando de la política, se trata de una ciudadanía que sabe, entiende o al menos intuye que ya llegamos al final de un camino que ya no nos lleva a ninguna parte y que hace rato nos damos vueltas en círculos. Es lo que se denomina un fin de ciclo. Que no se enfrenta solo bajando la edad de las autoridades, tecnificando la gestión o haciendo mayores exigencias de transparencia.

Necesitamos nuevas respuestas y nuevos caminos por donde transitar a un nuevo futuro. Un futuro común, construido participativamente, pensando en la diversidad cultural y territorial del país, y donde los partidos, actores insustituibles de la democracia, y especialmente el PS, cumplan su rol de ser canales e intérpretes de las corrientes de opinión o pensamiento que se expresan en la sociedad, aspirando a representarlas, ofreciendo a chilenas y chilenos un proyecto, un sueño, un imaginario, un relato y un programa.

No solo la política, también la economía

Y aunque las críticas se concentran tras lo que se denomina genéricamente como “política”, la verdad es que parte importante de esta, tiene que ver con la economía. Porque el Estado subsidiario que a tantos parece gustarles, hace rato que viene haciendo agua. Porque lo que la gente que vive de su trabajo ve es que las empresas del Transantiago reciben millonarios traspasos de recursos fiscales, pero que su servicio dista de ser proporcionalmente eficiente. Los enfermos que siguen en lista de espera ven como la compra de servicios a clínicas privadas se incrementan año a año, pero que el hospital que esperan en su comuna o región nunca termina de construirse. Porque hablamos de gratuidad en educación superior, pero que todavía hay muchos endeudados con el CAE.

Los cuestionamientos a la forma, pero también al fondo de la ley de pesca, así como el estrepitoso derrumbe del DL 701 de fomento forestal de 1974, son signos de un modelo que muestra signos evidentes de agotamiento. La sequía, incluso en las regiones más lluviosas de Chile, la contaminación del aire, ríos, lagos y el mar, la creciente urbanización de las grandes urbes en detrimento de las zonas rurales, los colapsos de las ciudades por el crecimiento del parque automotriz, son también datos de la realidad que obligan a repensar y redefinir muchas cosas en este ámbito.

Una economía nacional solo pensada en función del extractivismo de los recursos naturales y su exportación sin valor agregado, no solo es un patrón económico cuestionado por décadas, sino que una fórmula que dista siquiera de parecerse a la utilizada por aquellos países con que nos gusta compararnos, especialmente de la OCDE. La crisis con el mundo de la ciencia y la innovación a raíz de la última discusión presupuestaría es un reflejo de aquello, pues un modelo como el chileno, claramente, no demanda ni busca incorporar a la ciencia y a la innovación, como si lo hacen otras economías, incluso más pequeñas y con territorios menos ricos que el nuestro.

Nuestra “chino-dependencia” es otro punto que muestra la precariedad del actual modelo. Por eso, a pesar de que ya desde hace algunos años destacados economistas[2] venían alertando sobre la desaceleración de la economía china y su consiguiente menor compra de cobre, advirtiendo que “lo más probable es que sea el próximo gobierno el que pague las cuentas por la falta de inversión de los excedentes del cobre en crear nuevas capacidades productivas que reemplacen la bonanza de los precios del cobre cuando esta desaparezca.”, poco o nada hicimos al respecto. Por lo demás, el propio FMI ha proyectado el actual escenario de la economía chilena con un mal pronóstico en el mediano plazo[3].

¿Cuál es la mejor forma de enfrentar este tipo de momentos económicos?. Respuestas pueden haber muchas y diversas. El problema no es que no existan alternativas. El problema es saber hasta donde queremos cambiar el actual estado de cosas. Saber hasta dónde seguiremos defendiendo un modelo que, en general no nos gusta, pero que entendemos debe seguir contando con una activa participación de un sector privado moderno, sin la tendencia a la concentración excesiva que hoy luce, donde sea la derecha la que defienda la competencia económica como parte de su ideario y no nosotros, como ha venido siendo hasta hoy, buscando emparejar una desnivelada cancha.

Una economía donde hablar de reformas laborales no se traduzca de manera automática en el clásico retorno al discurso del terror económico, de la desinversión, de la cesantía y todos esos males que anuncia el empresariado y que nunca se cumplen, pero que cumplen su funcional rol fáctico. Ciertamente este y otros temas, donde incluso estamos en niveles mucho más bajos que países de la región, también debemos debatirlos políticamente sin prejuicios al interior de nuestra coalición, cosa que hoy, lamentablemente, solo se expresa en el debate legislativo y donde hasta ahora muchos de nuestros puntos de vista, han terminado siendo sacrificados en función de la unidad y de la lealtad al gobierno.

De hecho, el propio informe de la OCDE de noviembre de 2015, señala con claridad que “aunque la pobreza se ha reducido en gran medida, al desigualdad expresada por el coeficiente de Gini después de impuestos y transferencias sigue siendo la más alta de la OCDE.”[4]. El mismo informe señala que “la recaudación tributaria en Chile es comparativamente baja”, lo que ha redundado en un “nivel de gasto en bienes públicos que ha sido insuficiente para reducir la desigualdad”. Pese a ello, reconoce que “la reforma tributaria ayudará a reducir la desigualdad al conseguir que la proporción de la renta nacional percibida por el 1% con más ingresos de la población pase de ser un 15,5% a un 16,5% del PIB”.

Como dice el último informe de Desarrollo Humano del PNUD “el desarrollo humano tiene por objetivo ampliar las oportunidades de las personas, prestando especial atención a la riqueza de las vidas humanas y no solamente a la riqueza de las economías.”[5]

¿Desde dónde miramos el mundo?

Un aspecto político que debemos también analizar rigurosamente, tiene que ver con nuestra pertenencia a Latinoamérica, a veces mediatizada por intereses políticos y económicos que utilizan como coartada algunos conflictos vecinales para generar distancias. Para Chile y el PS en particular, no deben ser temas menores los procesos que han venido sucediéndose, por ejemplo, en Argentina, y un triunfo de la derecha que se parece mucho al de Piñera; los resultados de las últimas elecciones parlamentarias en Venezuela y sus proyecciones potenciales; la crisis institucional que afecta gravemente al gobierno de la Presidenta Roussef en Brasil y su resolución política; el momento de distensión que se vive en la relación bilateral entre EEUU y Cuba; y la posibilidad cierta de que en las próximas elecciones de Perú pudiera resultar triunfadora la hija de Fujimori, entre otros muchos temas.

Ciertamente los procesos de controversia con Bolivia y Perú y el como ellos afectan nuestra relación de países fronterizos, deben ocupar un especial y desapasionado análisis.

Por otro lado, no debemos perder de vista interesantes procesos que se han producido en Europa, entre ellos principalmente, el fin del bipartidismo en España tras las últimas elecciones, teniendo a la vista el papel que le cabe y cabrá al PSOE en la forma en que este nuevo escenario se configure. Y por cierto, revisar el interesante proceso que se verifica en el Partido Laborista inglés con la inesperada irrupción interna del diputado Jeremy Corbyn, que a juicio de muchos analistas es también una respuesta de la militancia ante una dirigencia partidaria alejada de las respuestas esperadas.

Estas miradas y análisis deben servirnos para respondernos las clásicas interrogantes que cada cierto tiempo debemos hacernos: ¿Qué es ser de izquierda hoy? ¿Sigue el PS siendo un partido de izquierda? ¿Desde donde miramos la realidad Latinoamericana y mundial? Muchas de estas respuestas servirán para explicar la emergencia de nuevos grupos y movimientos políticos, entender y enfrentar algunas de las críticas que se le hacen al PS y ver el grado de actualización de la vieja tesis del PS como casa común de la izquierda chilena.

No solo fijar posición: tener ideología

Boaventura Dos Santos, allá por 2013 advertía: “Cuando están en el poder, las izquierdas no tienen tiempo para reflexionar sobre las transformaciones que ocurren en la sociedad y, cuando lo hacen, es como reacción a cualquier acontecimiento que perturbe el ejercicio del poder. La respuesta es siempre defensiva. Cuando no están en el poder, se dividen internamente para definir quién será el líder en las próximas elecciones, de modo que las reflexiones y los análisis están relacionados con este objetivo. Esta indisponibilidad para la reflexión, que siempre ha sido perniciosa, hoy es suicida. Por dos razones. La derecha tiene a su disposición a todos los intelectuales orgánicos del capital financiero, de las organizaciones empresariales, de las instituciones multilaterales, de los thin thank y de los grupos de presión, que le proporcionan a diario datos e interpretaciones que no son faltos de rigor y siempre interpretan la realidad llevando el agua a su molino. Por el contrario, las izquierdas no disponen de instrumentos de reflexión abiertos a los no militantes e, internamente, al reflexión sigue la línea estéril de las facciones[6].

Esto parece ser parte de un debate antiguo, pero que siempre postergamos al interior del PS. Siempre la coyuntura, la unidad de la coalición de gobierno, el apoyo el Ejecutivo, las elecciones que vienen o simplemente el acostumbramiento a la falta de debate dilatan un proceso que, por el contrario, debiéramos estimular.

En esta misma línea, ya mucho antes, Norbert Lechner, había señalado con nitidez que algunas razones por las cuales la política ya no es lo que fue, tiene que ver con que “una de sus transformaciones tiene que ver con las claves de interpretación que permiten al ciudadano estructurar lo real. Criterios como izquierda/derecha, reforma/revolución, estado/sociedad civil eran algunos de esos instrumentos clasificatorios que ayudaban a interpretar la complejidad de la sociedad. Ahora, un falso «realismo» pretende prescindir de todo «discurso ideológico». Donde reina el accionar sabio y fluido de la «mano invisible» del mercado, estarían de sobra las ideas.”[7]

Este es, por cierto, un escenario que no es propio de nuestro proceso político. Otros países en diversas latitudes ya lo han vivido antes. Así lo expresa un ex asesor de Tony Blair en el 2005, cuando a propósito de los desafíos que debió enfrentar entonces el Laborismo (y que terminaron con el apoyo de Blair a Bush contra Irak) señala: “En gran parte todo avance implica cierto cambio de un poder absoluto a un poder relativo. Exige que los gobiernos se encarguen de los intereses creados, utilicen la astucia y la influencia para vencerlos, y se nutran de la energía que brota de una visión y valores rectores. En algunos aspectos, el Nuevo Laborismo ha sido deliberadamente no ideológico, poniendo énfasis en lo que funciona y evitando una definición ideológica demasiado abrupta por temor de perder partes de la amplia coalición que logró reunir.”[8]

Durante mucho hemos intuido sobre la necesidad de hablar más sobre los gramscianos conceptos de hegemonía y contracultura. De hecho, ya en un artículo que escribiera para el XXVIII Congreso del PS, Cortés Terzi nos decía que “el socialismo y el progresismo, en general, ya no poseen el monopolio de la crítica social, ergo, su discursividad crítica compite y, en momentos,  se  confunde  con  las  que  levantan  las  corrientes  de  las  derechas  modernizadoras”. Y a continuación nos advertía su preocupación por el hecho de que “con el pasar de los tiempos y sin reacciones político-culturales de la izquierda, del socialismo, del progresismo, el nuevo capitalismo quede con el camino libre para reconstruir sociedad a su antojo y, además, con respaldo en hegemonía cultural masiva. Y ello, principalmente por la tardanza (o indiferencia) en oponerle una nueva  contracultura  significativa  y  eficiente[9].

Finalmente, ratificar el compromiso del PS con los derechos humanos asumidos como universales, indivisibles e interdependientes entre sí, entendiendo la necesidad de generar todas las condiciones sociales, políticas, jurídicas y económicas destinadas a que esos derechos sean disfrutados por todas las personas del país y del planeta.

Todo este esfuerzo debiera ser un modesto homenaje a nuestros mártires, que como Michelle Peña Herreros, nos legaron un ejemplo, pero también un camino que no podemos defraudar.

 

Adhieren:

José Becerra Pineda, Militante PS Ñuñoa

Luis Bustos Sepúlveda, Miembro del Comité Central del PS

Juan Carrizo Araníbar, Presidente Regional Tarapacá

Gonzalo Díaz Martínez, Militante Juventud Socialista Osorno

Juan Donoso Morales, Presidente Comunal PS Iquique

Paula González Yáñez, Militante PS Región Metropolitana

David Henríquez Fuentes, Militante PS Región Metropolitana

Rodrigo Herrera Jeno, Militante PS Región Metropolitana

Alejandro Kohler Vargas, Presidente Regional PS de Los Ríos

Juan Molina Tapia, Militante PS Región de Valparaíso

Bernardo Muñoz Aguilar, Militante PS Iquique

Michelle Partarrieu Vistoso, Presidenta Comunal PS Osorno

Rolando Rosas Pinilla, Militante PS Osorno, Ex Prisionero Político

Paula Salvo del Canto, Militante PS Región Metropolitana

Javier Sánchez Reyes, Militante PS Región de Valparaíso

Raúl San Martín Arriagada, Presidente Comunal PS Penco

Marisol Sanhueza Salas, ex Presidenta Regional PS de Los Ríos

 

Notas:

[1] Antonio Cortés Terzi,  “Progresismo: Proyecto Nacional o rendición histórica”, Agosto 2001, citada en la web: http://www.socialismo-chileno.org/avance/progresismo-proyecto-nacional-o-rendici-n-hist-rica.html

[2] José Gabriel Palma,La economía chilena, como el elefante, se balancea sobre la tela de una araña”, Marzo de 2013, citado en http://ciperchile.cl/2013/03/25/la-economia-chilena-como-el-elefante-se-balancea-sobre-la-tela-de-una-arana/

[3] “Chile crecerá menos que el mundo por siete años seguidos, su peor racha en la historia”, citado en http://www.pulso.cl/noticia/economia/economia/2015/10/7-71851-9-chile-crecera-menos-que-el-mundo-por-siete-anos-seguidos-su-peor-racha-en-la.shtml

[4] “Estudio Económico de Chile”, OCDE, Noviembre 2015, http://www.oecd.org/eco/surveys/Chile-2015-vision-general.pdf

[5] Informe sobre Desarrollo Humano 2015. “Trabajo al servicio del desarrollo humano”

http://hdr.undp.org/sites/default/files/2015_human_development_report_overview_-_es.pdf

[6] Boaventura de Souza Santos, “¿Reinventar las izquierdas?” http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Reinventar%20las%20izquierdas.pdf

[7] Norbert Lechner. “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política”. Lom Ediciones, 2002

[8] “Lecciones acerca del poder”, Geoff Mulgan http://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/Lecciones%20acerca%20el%20poder.pdf

[9] Antonio Cortés Terzi, El Socialismo y su Reconstrucción como contracultura (Cuatro Tesis) http://www.ced.cl/ap/wp-content/uploads/2008/03/643.pdf

 

Written by ciudadanojaviersanchez

enero 31, 2016 at 17:18

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De reajustes y futuros

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Tras la reciente votación del reajuste para los empleados públicos la polémica se centró en la abstención del diputado Osvaldo Andrade que, en los hechos aceleró la aprobación de la propuesta gubernamental en un escueto 4,2% y, aunque probablemente sea cierto que muchos trabajadores ya estaban por poner término a la movilización, también es cierto que aún quedaba la instancia de la comisión mixta para haber intentado presionar al Ejecutivo o, finalmente, hacerle pagar el costo que, en este caso no pagó como debía.

Y aunque la mayoría de las noticias en la prensa, los comentarios y las críticas políticas se han centrado en Andrade, la verdad es que una cierta desafección con el resultado ya se había expresado en el Senado donde en la primera votación hubo 7 votos contra el reajuste y en la segunda, efectuada minutos después, hubo sólo cuatro (Navarro, Muñoz, Gómez y Frei) y 5 abstenciones, fundamentalmente de la DC, que permitieron su aprobación.

El discurso de Andrade, con la consabida frase aludiendo a una no definida “prudencia política” fue, curiosamente, muy parecido al que horas antes había hecho Escalona en la cámara alta, para justificar su abstención, haciéndose eco del viejo argumento de la responsabilidad y de que lo más importante no es el monto, sino que la gente tenga su reajuste.

Quizás en algunos aún queden resabios de ese oficialismo incondicional que ejercitaron durante décadas para apoyar y defender a los gobiernos de turno más que a los trabajadores, sus derechos y legítimas demandas, y eso los haya llevado a “empatizar” con la derecha hoy gobiernista.

Pero al final de cuentas la verdad es que no importan demasiado las razones de Andrade, de Escalona, ni de los senadores DC. Tampoco importa demasiado el monto en que se fijó el reajuste.

Lo que al final sí queda e importa, es que el parlamentario que terminó por desactivar al menos visiblemente la movilización de los empleados públicos es el presidente del Partido Socialista (el mismo partido de Martínez y de De la Puente), lo que ante la opinión pública dejó al PS a la derecha de la DC.

Para quienes persisten en una militancia formal en ese partido por razones de tradición familiar, porque nostálgicamente aún lo siguen identificando a partir de su definición de “partido de los trabajadores manuales e intelectuales” o por el sólo hecho de tener internalizado que ese es el nombre del partido fundado y ligado a la imagen de Salvador Allende, este episodio termina por resquebrajar aún más la ya frágil relación partidaria, dejándolos además sin explicación de lo sucedido.

Y como si eso fuera poco, ese mismo pueblo socialista, que ya nada tiene que ver con ese partido burócrata y elitista sustentado en unos cuantos lotes liderados por algunos de los autodenominados barones, ve con estupor como Longueira y Allamand son quienes proponen sin pudores (aunque seguramente con intereses no declarados) que se le entregue una salida al mar a Bolivia y que se reconozca al Estado Palestino.

Y estos no son episodios aislados. Ya antes, durante el gobierno pasado Longueira había sorprendido al oficialismo concertacionista al plantear, durante una capitalización de Banco Estado, inyectar recursos adicionales para solucionar el tema de los deudores habitacionales. O hace poco, cuando el mismo senador gremialista sumó su voto al de Navarro contra la propuesta de crear una suerte de Dicom de los pasajeros que no paguen su pasaje en el Transantiago. Ahora último, tenemos a Matthei promoviendo el aborto terapéutico.

El pueblo socialista de a pie ha recuperado su capacidad de asombro (adormecida en las últimas décadas) a partir de iniciativas de la derecha, que aunque hasta ahora son sólo declarativas, pueden terminar concretando promesas largamente anunciadas por la Concertación y que nunca se materializaron. Ahí está, con todos sus matices y trampas, el proyecto para el voto de los chilenos en el exterior y el estudio que están haciendo para eliminar un sistema binominal que ya no necesitan.

Incluso no debiera sorprendernos que tarde o temprano nos salgan con algún anuncio respecto a cambiar la Constitución, tema que se instaló con fuerza en el debate de las pasadas elecciones pero del que ya nadie se acuerda.

Así las cosas, enfrentamos un escenario complejo y sombrío donde la derecha no sólo logró hacerse del gobierno y ocupar democráticamente La Moneda que bombardeara criminalmente con mano ajena años atrás, sino que además se da el lujo de ir robándose las banderas que hasta no hace mucho eran nuestras.

Da miedo ver los niveles de apoyo que este gobierno mantiene invariablemente en los segmentos más jóvenes de la sociedad. Porque gracias a la despolitización societal inducida de la Concertación, sumada al descrédito y desprestigio promovido por la dictadura respecto de la actividad política, más la cada vez peor calidad de nuestra educación pública, el conservadurismo disfrazado de pragmatismo y modernidad seguirá construyendo hegemonía.

Mientras tanto, las fuerzas de izquierda o progresistas de todo signo siguen a la deriva, añorando el poder del que usufructuaron durante años, sin generar propuestas ni ofrecer proyectos medianamente claros y todavía rehuyendo el debate. Lo peor es que los partidos siguen haciendo análisis sólo electorales como si se les hubieran olvidado conceptos como derechos de los trabajadores o profundización de la democracia.

Al final, queda claro que lo trascendental no es el voto de Andrade o de Escalona. Lo importante sigue siendo lo que no hacemos, lo que no logra unos minutos de televisión o una cuña de prensa, es decir, ser capaces de encontrar aquellos elementos compartidos que nos sirvan para construir un nuevo camino, con los nuevos actores sociales y los nuevos temas para, por fin, comenzar no a avanzar, sino que a recuperar el camino que hemos retrocedido en la justa y necesaria lucha por una sociedad efectivamente democrática y donde sea la gente, el pueblo, la ciudadanía -y no el mercado ni el capital- la que decida su futuro común.

Written by ciudadanojaviersanchez

diciembre 18, 2010 at 23:45

Se vende (o arrienda) partido, poco uso

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En medio de la infinita espera por una autocrítica que está claro a estas alturas no llegará, el PS ha dilatado por diversas razones sus elecciones internas. Y aunque se han tratado de levantar argumentaciones que parezcan serias para su postergación, al final no está claro si fue el temor a la convocatoria mundialista o el pánico que desató el penoso universo electoral que validó el “acuerdo” Girardi-Tohá en el PPD lo que no ha permitido que éstas se materialicen.

Pero este proceso interno no se ha quedado allí, acusaciones de platas perdidas y muchas fichas ingresadas han sido parte de la historia. Entre las novedades, el debate que se generó a partir de una declaración suscrita por un grupo de militantes que llama a votar por los “históricos”, que de históricos sólo tienen el portar genes de padres o abuelos mártires o destacados militantes de otrora. Y aunque lo de la “sagrada familia” o los “barones” en el PS no es nuevo, este resabio monárquico-electoral por lo menos hasta ahora no se había expresado con esta nitidez.

Quizás sea un síntoma más de la total desorientación político-ideológica que reina en el PS, llena de “militantes” fichados por toneladas que no saben ni donde queda la sede, con un ejército de ex funcionarios públicos “técnicos” en sus filas y con los mismos dirigentes de los mismos lotes dirigiendo el partido desde hace mucho más que una década.

Pero de lo importante, de las ideas, ni una sola palabra, ni un solo gesto, ni una sola pista, aunque sea para entusiasmarnos falsamente con estas elecciones donde se legitimará lo que ya hayan decidido y redactado algunos pocos entre cuatro cómodas paredes, y donde se reelegirán los mismos dirigentes nacionales.

Quizás la cuerda demanda de lo que queda de las bases socialistas por realizar el Congreso Extraordinario, que se necesita con urgencia, antes de las elecciones, sea otra de las razones que no se dicen, pero se tuvieron en cuenta a la hora de decidir las postergaciones electorales.

Mientras tanto, para rellenar el vacío que se genera en una tienda que salvo por algunas apariciones en la prensa rosa pareciera a veces no tener presidente, debemos conformarnos con ver como el PS, o a lo menos parte importante de su dirigencia y sus parlamentarios han decidido unirse al circo que, montado por la ODCA y otras joyitas que reciben financiamiento en dólares, insisten en majaderear a Cuba y Venezuela.

Porque ciertamente los procesos que viven y desarrollan otras naciones del mundo pueden ser objeto de nuestro análisis y nuestra opinión, incluso crítica, como lo ha sido siempre en la historia del PS, como no siendo nunca un partido que le prendiera velas al Kremlin, pero que no por ello nos poníamos del lado del imperialismo norteamericano. Pero de ahí a andar prestándole ropa a los que especialmente desde la DC buscan congraciarse con Estados Unidos atacando al “eje del mal” latinoamericano, hay mucha distancia.

No quisiera creer que el PS terminará, al igual que la DC buscando levantar cortinas de humo con temas internacionales para ocultar el deterioro político e ideológico que se vive al  interior del partido, pero que además se vive en toda la sociedad, tras 37 años de despolitización (17 de la dictadura y 20 de la Concertación). Porque hace rato (salvo en las elecciones) que poco decimos y nada hacemos por cambiar la Constitución de Pinochet, con la firma de Lagos, que sigue rigiendo y coartando nuestras vidas. Poco o nada decimos y hacemos para cambiar el sistema binominal que salvo asegurarle un senador al PS en esta vuelta, sólo sirve para mantener el empate a perpetuidad entre las fuerzas que le dan “estabilidad y gobernabilidad” al país.

¿Dónde está el PS exigiendo que exista el Ombudsman?; ¿que existan el plebiscito vinculante y los referéndum revocatorios?; ¿que se legisle sobre la iniciativa popular de ley?; ¿que se limite el ejercicio de la justicia militar a temas militares; ¿dónde esta el PS organizándose para que exista un diario de la oposición; ¿dónde está el PS proponiendo el pago de royalty verdadero no sólo en la minería, sino también en la pesca y la salmonicultura, y por el uso del agua?; ¿dónde está el PS exigiendo se legisle sobre el aborto?, ¿dónde pidiendo el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas?; ¿dónde exigiendo una educación pública verdadera, laica y democrática que no deba competir por recursos con los privados que lucran con los subsidios del Estado?.

Lamentablemente no está, o si está no se alcanza a ver. Pero eso parece no preocuparle mucho a quienes ya asumen como una “virtud” democrática la posibilidad de construir nuestra república hacia el futuro sobre la base de la alternancia entra la derecha neoliberal y la Concertación neoliberal, con algunos tintes sociales. Por cierto, sin tocar la institucionalidad pinochetista, eje del “desarrollo” y el “crecimiento” y la sacrosanta propiedad privada por sobre todas las cosas.

Al final, parece que nuevamente terminaremos repitiendo los errores que otros antes que nosotros cometieron y que deberemos tocar fondo antes de que, de verdad, decidamos retomar una vida partidaria en serio, modernizando sus formas, actualizando (pero no destiñendo, ni ocultando, ni negociando) sus principios, flexibilizando la militancia, abriéndonos a una sociedad diversa y plural, pero donde todavía hoy, pese a todo, hay muchos chilenos que creen y quieren otro Chile posible, pensado por y para las mayorías, el bien común, la creatividad, la innovación y la independencia cultural, social, política y económica, pero por sobre todo, justo e igualitario.

Si no se logra ver la luz al final del túnel, el PS terminará siendo sólo un buen recuerdo para muchos y una gran desilusión para otros tantos que, tontamente, seguimos empeñados en cambiar el actual orden de cosas, que no queremos ser ovejas de un sistema capitalista y neoliberal a todas luces arbitrario y deshumanizado, aunque ya no sea para nosotros, sino para nuestros hijos.

Si no hace nada, lo único que les quedará a los sobrevivientes de los lotes antes de que tengan que cerrar la puerta y poner el candado, será poner un aviso en el diario y en la red que diga: “Se vende (o arrienda) partido, poco uso”.

Written by ciudadanojaviersanchez

julio 18, 2010 at 20:11

Si no alcanzamos a ser como tu fuiste…

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Llega otro 25 de junio y si Carlos Lorca no hubiera caído en las manos de la DINA en 1975, cumpliría el próximo 18 de noviembre 65 años de edad.

Podríamos hacer un sinnúmero de conjeturas sobre las cosas que habría hecho en todo este tiempo si la persecución de que objeto por parte de los organismos represivos de la dictadura no hubiera logrado truncar sus poco más de 30 años.

Podríamos suponer los roles y aportes que habría hecho, sin ninguna duda, si hubiera podido sobrevivir en la clandestinidad y no hubiera terminado en Villa Grimaldi, Colonia Dignidad como atestiguan algunos, o en el mar, como declaran otros.

A estas alturas tendría, merecidamente, un extenso currículum político, partidario, profesional y sobre todo humano, que daría cuenta de sus dotes y capacidades como ser humano, militante, médico y como compañero.

Sin embargo resulta cada vez más raro decir que uno recuerda y se sigue sintiendo en deuda con Lorca, así como también con Exequiel Ponce, Ricardo Lagos Salinas, Carolina Wiff, Mireya Rodríguez, Michelle Peña y tantos compañeros que cayeron, en junio de 1975 cuando intentaban mantener con vida al PS para derrotar la dictadura.

Pareciera que ya no se usa, que la brecha generacional -con su deuda de formación política evidente- ha hecho su trabajo sucio, que la memoria histórica ya no se cultiva entre los socialistas, quienes siempre parecen ocupar más su tiempo en elecciones internas, cargos públicos o campañas electorales de cualquier tipo.

Más lamentable cuando con hacer un simple “googleo” por la red vemos que poco o nada hay desde el partido o lo que queda de orgánica -como se decía antes- sobre Lorca y los valientes compañeros que entregaron su juventud y su vida llena de promesas de futuro por la libertad, por la historia, por los principios, por las convicciones.

Lamentablemente muchos de los jóvenes que militan en el socialismo de hoy no conocen a Lorca salvo por alguna foto, algún video o por el loable esfuerzo de recuperación histórica que ha hecho Juan Azócar en sus libros y que, ojalá, (además de nosotros) futuras generaciones le agradecerán.

Es triste comprobar como la balcanización partidaria producto de la federación de “lotes” en que hoy está convertido el PS ha ido dejando esta estela de carencias a nuestro patrimonio más sagrado, que son los hombres y mujeres que antes que nosotros pusieron ganas, sueños y el pellejo por construir un Chile, un continente y un mundo mejor.

Los socialistas de hoy, esos que admiran a Obama y aborrecen a los pueblos (me dan los mismo los gobernantes) que quieren construir el socialismo, profundizando la democracia en distintas versiones, especialmente latinoamericanas, nunca leyeron el Documento de Marzo y nunca han sentido la responsabilidad de decirse herederos o continuadores del ejemplo de Lorca.

Lorca no fue perseguido, desaparecido y seguramente muerto por “díscolo”, ni por mediático, ni por tener la cuña exacta o el jingle preciso para cautivar a la gente (que en esos tiempos aún se llamaba pueblo). Lorca fue asesinado y seguramente torturado por ser un estudioso de los procesos sociales, por educarse políticamente, por organizar a las masas y trabajar junto a ellas, por socializar la convicción de que era posible hacer transformaciones justas en esta tierra y, sobre todo, por ser consecuente.

Muchos compañeros, especialmente de la generación de los 80, crecimos en el ejemplo de Lorca, de la Dirección Clandestina y del Documento de Marzo. Y por eso nos duele este olvido que es personal, colectivo, pero también institucional. A duras penas se recordó el centenario del natalicio de Allende. Más actividades alusivas hubo en España y en otros países que en Chile.

Espero que esto no sea un síntoma de tiempos aún peores para el PS. El socialismo chileno, su historia y su futuro no se agotan el 13 de diciembre. Es de esperar que no se espere llegar a tocar fondo para reaccionar, para darse cuenta de todo lo que falta por hacer, de todo lo que hemos dejado de hacer. De darse cuenta de la gran deuda que tenemos, hasta hoy, con el sacrificio de Lorca y los demás compañeros.

Por eso, en la esperanza de que aún es posible hacer lo que corresponde, asumiendo la diversidad histórica del socialismo como una virtud  y no como un problema, mi recuerdo sincero, fraternal y revolucionario para uno de los más grandes de los nuestros, que encarna en su figura el compromiso vital de muchos de los que dejaron de estar para que otros muchos de nosotros estemos.

Del Cuaderno de Orientación Socialista Nº18, de julio de 1984, que trae una entrevista a Manuel Almeyda, un artículo de Don Cloro sobre Lenin y una declaración del MDP entre otras cosas, un poema del compañero Esteban Navarro.

Carlos tejiendo con el pueblo la mañana

A Carlos Lorca Tobar

¿Qué árboles, qué hojas te habrán visto?

Y que hombres habrán tocado

tus heridas más anchas que la noche

Quedó solo aquel cuarto

Y un rastro que callaron los verdugos

Pero tu nombre aparece de pronto en las esquinas,

Tu voz nos despierta del silencio

Y andamos del brazo recordándote

Empapando el futuro con tu sangre

Porque si no alcanzamos a ser como tu fuiste,

Queremos que tú seas otra vez entre nosotros

Y a veces un árbol nos dará tu sombra

Un niño tomará tu voz

Y la alzará hasta la muerte!

Written by ciudadanojaviersanchez

marzo 13, 2010 at 21:42